Curiosas advertencias en su interior para llamar la atención de los pasajeros
Cuando no se soñaba con el Metro, la movilización pública se llevaba a cabo con las micros disponibles y a las que luego se unieron “las liebres”, que reemplazaron a los tranvías y a las líneas por donde se desplazaban estos y que desaparecieron con el paso de los años.
Las micros eran de colores (azul, la “Portugal-El Salto”, verde la “Avenida Matta-Parque Cousiño” y roja, la “Recoleta-Lira”, entre muchas otras).
Después a alguien se le ocurrió que esto de las micros de colores, fomentaba el analfabetismo y por esta razón la movilización pasó a tener un solo color, obligando a los usuarios a leer los carteles en que se anunciaba el recorrido.
Por dentro, las micros de aquellos años, tenían una serie de pequeños carteles con insólitas recomendaciones. “Dios es mi copiloto” o “Pague con sencillo y córrase al pasillo”. También, “Velocidad máxima: 40 kilómetros por hora”, además de “Se prohíbe fumar” y cuantos otros que nos parecían necesarios, aunque hoy nos resulten demasiado obvios.
Cuando los años se devoran el calendario, todo el pasado nos parece muy lejano, aunque verdaderamente esté muy cerca. La vida pasa, la vida rueda, pero el recuerdo nace…y se queda.