Como en aquellos tiempos se bailaba apretado (no como ahora), era posible atreverse a un cheeck to cheeck y de ahí a iniciar un romance juvenil. Testigo mudo de esta relación eran las discotecas de la época.
“Las Brujas” era un lugar especial para el romanticismo, al ritmo de la música y con un entorno ideal. Son inolvidables los cisnes que se deslizaban en las lagunas que rodeaban el local.
También estaba el “Play Train”, donde se bailaba en unos carros de tren. “El Drive in Charles” atendía en los autos para las parejas que querían conversar o acariciarse en privado. En La Reina alta se ubicaba “El Casamila”, fino, distinguido y con la privacidad necesaria.
Recordamos de aquel tiempo el “Drive Lo Curro”, en el cerro San Cristobal y en la Plaza Pedro de Valdivia, “La Chatelaine”. Hubo muchas otras de rápido pasar.
El centro de la capital, no se quedó atrás. Aparecieron también discotecas, siendo la más recordada “Catacumbas 2000” y, para el pecado, “La Casa del Corregidor”.
Todo un mundo que se fue y se llevó el romanticismo de una época que recordamos con nostalgia y con placer. De repente, pareciera que el tiempo pasado fue mejor. ¿Qué dice usted?