¡Como ha cambiado el centro de Santiago!

¡Como ha cambiado el centro de Santiago!
Caminando por sus calles, uno empieza a descubrir todo lo que ya no está. Pareciera que se fue, sin que nos diéramos cuenta. De los cines de antes sólo queda el recuerdo. Ya no están el Lido, el Astor, el Ducal, el Florida, el Windsor, el Bandera, el Central, el Huérfanos, el Cervantes, el Victoria, el Pacífico, el Real, el Plaza, el Tívoli, el Sao Paulo, el Metro, el Ritz, el City, el York, el Continental, el Santiago, el Toesca, el Cinelandia, el Río, el Rex, el Huelén, el Imperio, el Santa Lucía, el San Martín, el España, el King y el Grand Palace. Más de 30 cines desaparecieron, llevándose con ellos la alegría de una comedia, el llanto provocador de un drama o simplemente la ternura romántica de un gran amor.

También han desaparecido los restaurantes que eran un punto de encuentro y un lugar de reunión, donde la conversación era la protagonista. No está “El Bosco”, epicentro de la bohemia santiaguina de los 60; ni tampoco el “Santiago Zúñiga”, en el barrio chino. Desaparecieron el “Waldorf” y “La Bahía”. Del “Pollo Dorado”, sólo queda el recuerdo. Al igual que de “Goyescas”, el “Pam Pam”, el “Saint Leger” y el “Nuria”, en ese subterráneo de la calle agustinas.

También se terminó “El Escorial”, en ese pasaje que une la calle Bandera con Morandé, muy cerca de la Alameda. El “Chez Henry” en el portal Fernández Concha y la “Posada Tarapacá” en la Avenida España; el bar restaurante del hotel City y tantos otros lugares que se cerraron silenciosamente y se llevaron, con su recuerdo, anécdotas, personajes y muchas historias de nuestro país.

Los hoteles del centro capitalino fueron desapareciendo uno a uno. El hotel Carrera, lugar emblemático por muchos años, y donde se hospedaron variados personajes como Robert Kennedy, Fidel Castro, los reyes de Suecia, Charles De Gaulle, la famosa periodista Oriana Fallaci y los artistas Alain Delon, Ava Gardner, Carmen Sevilla, Cantinflas, María Félix, y Gary Grant, entre otros. Tampoco está el hotel Crillón, que se ubicaba en calle Agustinas, lugar en que se inspiró Joaquín Edwards Bello para escribir su famosa novela “La chica del Crillón”. No están el hotel Ritz ni tampoco el Victoria. Desapareció la famosa residencial “La Florida”, lugar donde la actriz y cantante Libertad Lamarque -en un ataque de celos- se lanzó de su habitación a la calle. Cayó encima de un transeúnte y resultó ilesa. Eso les pasa sólo a los artistas.

Se fueron para siempre las boites que presentaban a las vedettes de la época, las que mostraban generosamente su físico, escondido en unas plumas. Ya no están la taberna “Capri”, “El Bodegón”, el “Mon Bijou”, el “Violín Gitano”, el “Night and Day” y el “Tap Room” de aquellos años de bohemia inolvidable. No queda ninguno de los teatros que albergan actores y decorados que no volverán. El “Petit Rex”, con la compañía de los cuatro de los hermanos Duvauchelle; el Maru, con Lucho Córdoba y Olvido Leguía; y el Moneda, con Américo Vargas y Pury Durante. La compañía de Susana Bouquet o la de Silvia Piñeiro, el teatro Opera donde funcionaba el “Bim Bam Bum” y tantos otros que bajaron el telón para siempre.

El centro capitalino ha cambiado totalmente. El mundo también es otro. El pasado quedó dibujado, para siempre, en un paisaje que tiende a desaparecer. Nada se puede hacer. No cabe duda que algo se nos fue y es imposible recuperarlo. Como muchas cosas.

1 Comment

  1. Jorge

    Que pena que lugares emblemáticos de la historia de Santiago de Chile desaparezcan, y peor aún no se les recuerde no mencioné.

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