Una historia que jamás será contada, porque lo impide la privacidad
Fue el hotel galante más importante décadas atrás. En Vicuña Mackenna cerca de Diez de Julio, estaba este palacio, propiedad de la familia Mella, que decoró Daniel Zamudio* y que marcó toda una época para la juventud de aquellos años.
Fue precisamente Daniel quien nos invitó en una oportunidad a conocer los contenidos de las piezas y las locuras que allí se concentraban. Había desde una cabina de avión, con paracaídas de emergencia, hasta una pieza oriental en la que no faltaba ningún detalle, pasando por todo tipo de excentricidades y escondidos mensajes eróticos.
La capacidad creativa y la imaginación del equipo de Zamudio no tuvo freno y convirtió a este hotel en el llamativo lugar que hoy recordamos.
Desgraciadamente, el dinero pudo más y convirtió a este sitio del amor en un edificio que tiene otros quehaceres. Se sabía que el Valdivia algún día iba a desaparecer, pero no de la manera que ocurrió.
No cabe duda que en su lugar quedaron escritas historias de traiciones, desencantos y falsas proposiciones. Sin embargo, también se escribieron las de amores imposibles, sanos sentimientos de pasión y desenfrenos incontrolables.
El Hotel Valdivia, una historia que jamás será contada, porque lo impide la privacidad de su funcionamiento y el destino de su silencio.
Este hotel, importante lugar de años idos, es solo un recuerdo… y nada más.
*Por largo tiempo D. Zamudio mantuvo en privado su trabajo en el Valdivia. Solo dio a conocer su nombre cuando la revista TIME publicó una nota sobre el hotel.