El tratamiento para esta enfermedad se basa en tres pilares fundamentales: dieta, ejercicio físico y medicación.

Aunque parezca extraño, existe un montón de recetas caceras para disminuir el exceso de azúcar en la sangre. Deles una oportunidad, pruébelas.

 

Tiene tintes epidémicos. Hay cada vez más productos con altas concentraciones de azúcar. Nos la suministran en los alimentos y después nos hacen necesitarlos. Son contadas las personas que no se derriten por un chocolate algunas noches. El cuerpo pide, y a veces, pide mucho. Más de lo que necesita.

El nombre científico de la diabetes es diabetes mellitus, que significa miel, es crónica y aparece debido a que el páncreas no produce la cantidad de insulina que el cuerpo humano necesita, o lo hace de manera insuficiente. La insulina es una hormona producida por el páncreas y es la principal responsable del mantenimiento de los valores adecuados de azúcar en la sangre. Permite que la glucosa sea transportada al interior de las células, así estas produzcan energía o almacenen la glucosa hasta que su utilización sea necesaria. Cuando falla, origina un excesivo aumento del azúcar que contiene la sangre, medicamente conocida como hiperglucemia.

Según datos de la OMS, en el mundo actualmente hay más de 220 millones de personas con diabetes. Si la enfermedad sigue creciendo, para el 2030 se habrá más que duplicado. El 80% de las muertes por esta enfermedad se producen en países de ingresos bajos o medios. Las posibilidades de contraerla aumentan a medida que una persona se hace mayor y por encima de los 60 años la padece alrededor del 15% de las personas. Además, puede producir enfermedades cardiovasculares, neurológicas, retinopatía, que es problema ocular que puede conducir a la ceguera y nefropatía, que es una enfermedad al riñón.

Existen dos tipos de diabetes, el más grave, pero menos común es la de tipo I. Es la que afecta a los niños y en algunas ocasiones a los adultos jóvenes. El páncreas no es capaz de generar insulina. La causa exacta de ésta se desconoce, pero lo más probable es un trastorno auto inmunitario. Una infección o algún otro desencadenante provoca que el cuerpo ataque por error las células productoras de insulina del páncreas. Este tipo de trastornos se puede transmitir de padres a hijos. La diabetes tipo II se manifiesta por lo general después de los 40 años, y los afectados suelen tener mucha insulina que no cumple con su función. Ésta abarca el 90% de los casos.

Sus principales síntomas son: frecuencia en orinar, hambre inusual, sed excesiva, pérdida de peso, cansancio y debilidad, cambios de ánimo e irritabilidad, sensación de malestar y vómitos, vista nublada, cortaduras o rasguños que curan lentamente, picazón o entumecimiento de manos y pies, infecciones en la piel, encías o vejiga. Además, del exceso de sangre en la orina.

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En materia de prevención para la diabetes tipo I no existe ningún método eficaz por el momento. Si a usted le acaban de diagnosticar esta enfermedad, probablemente debe hacerse un chequeo médico semanal hasta que tenga un buen control sobre su azúcar en la sangre. El médico revisará los resultados del monitoreo de su glucemia en el hogar y de las pruebas de orina. También debe cuidar a diario sus comidas, refrigerios e inyecciones de insulina.

La diabetes causa daños a los vasos sanguíneos y a los nervios, lo cual puede llevar a que usted tenga menos capacidad de sentir presión en los pies. Es posible que usted no note una lesión en el pie hasta que se desarrolle una infección grave. Pequeñas llagas o aberturas en la piel pueden convertirse en llagas o úlceras cutáneas más profundas. Asimismo, puede ser necesaria la amputación del miembro afectado si estas úlceras de la piel no sanan o se vuelven más grandes o más profundas. Para prevenir problemas: deje de fumar, mejore el control de azúcar en su sangre, hágase examinar los pies al menos dos veces al año, revise y cuide sus pies todos los días, verifique que esté usando el tipo correcto de zapatos.

La diabetes tipo II, que se relaciona con la obesidad, se puede evitar sólo con mantener hábitos de vida saludable. Realizar ejercicio físico de forma regular, evitar el sobrepeso, abandonar el tabaco y las bebidas alcohólicas, alimentarse sanamente. Los diabéticos que sufren de hipoglucemias deben tener en cuenta los horarios de las comidas, tomar cantidades moderadas de carbono antes de ejercitarse, siempre llevar azúcar consigo y ajustar las dosis de los medicamentos a sus necesidades. Si los pacientes controlasen el exceso de peso con un plan deportivo no sería necesaria la medicación. Existen diferentes formas de tratar esta enfermedad, se pueden usar fármacos hipoglucemiantes de vía oral, está el tratamiento con insulina a través de inyecciones en la grasa existente debajo de la piel del brazo y están los distintos dispositivos para inyectársela.

También hay remedios caseros para combatir este mal, donde se utilizan alimentos que ayudan a que los niveles de azúcar se mantengan controlados. Aquí una lista de ellos para que los prueben en sus casas: la pulpa de aloe vera, ingerir alcachofas y salvia, es más, el vino de esta última es excelente para bajar el nivel de azúcar. La infusión de raíz de ortiga, con 25 gramos de ésta y medio litro de agua se pone a hervir por diez minutos a fuego lento y luego se cuela. Otros alimentos que ayudan son la cebolla, ajo, los ricos en fibra como la cebada, brócoli, curry, canela, avena, nueces, frutas y verduras. Comer perejil fresco en ayunas es ideal, aunque también se pueden tomar unas ramas de perejil y macerar en vino blanco toda la noche y después tomarse una taza. Siguiendo con las tazas, puede hacer un cocimiento de hojas de nogal y beber una durante el día. Con un manojo de berros picados los puede colocar en la licuadora con un vaso de agua y luego beber este jugo todas las mañanas. Algo más fácil es hervir durante 5 minutos dos cucharadas de orégano en una taza de agua y beberlo diariamente. Lo más común es extraer el jugo de una toronja y beberlo todas las mañanas. Algunas de estas opciones no son de lo más ricas para el paladar, aguántese.

Nunca están demás las recomendaciones cuando se trata de la salud, por lo que consumir alimentos con fibra como avena, legumbres, verduras y frutas es tremendamente benéfico para reducir el colesterol. También es importante comer más a menudo ya que el organismo del diabético puede digerir con más facilidad cantidades menores de alimento. Así se requiere menos insulina para controlar la cantidad de glucosa. Si come tres veces al día divida sus comidas en seis más pequeñas. Ojo con los alimentos que elevan el azúcar como las hojuelas de maíz, papas, remolacha, zanahoria, galletas, arroz blanco e integral, manzanas, pasas, plátano, uvas, leche, yogurt y helados.

Todos los esfuerzos que realice le ayudarán a mejorar su calidad de vida y a prevenir un mal que, como dije al principio, tiene tintes de epidemia con una muerte que tiene sólo de agraz.