Todos los días, en diferentes barrios, existen actitudes delincuenciales. Hay homicidios, robos, asaltos, tráfico de drogas, música a alto volumen que impide descansar a los vecinos que trabajan, prostitución, reuniones con todos los excesos posibles y muchas otras anomalías que hacen complicado el diario vivir.
Llegan los carabineros, los funcionarios de seguridad de la Municipalidad, la televisión y se procede a un operativo que se instala para ordenar el tema. Se logra, pero al otro día vuelve el terror con amenazas y venganzas. NO HAY CARABINEROS SUFICIENTES PARA MANTENER EL ORDEN.
Desgraciadamente todo vuelve al reino del terror. Los jueces no tienen leyes que les permitan ejercer la justicia real y muchos de los maleantes están libres a las 24 horas.
Lo concreto es que todos se pasan la pelota, sin descaro. “Nosotros no tenemos atribuciones para eso”. “Eso le corresponde al Ministerio, o a la policía o a los Fiscales”. “Me encantaría poder ayudarle, pero eso lo ven los Tribunales”. “Seguridad Ciudadana no tiene autoridad para sacar a la fuerza a esta persona que está ocupando su casa, eso lo hace la policía”. Y así, suma y sigue.
Nos da la impresión que el país está a la deriva y eso explica el resultado de la última elección. Nada que ver qué la política es pendular. La gente, en su desesperación, busca nuevas fórmulas para que la ayude a superar los problemas cotidianos y no le interesan las ideologías del pasado ni filosofías anquilosadas.
Le interesa superar sus problemas hoy…y no mañana.