Murió en Londres, a los 67 años, a causa de una neumonía, pero su vida, tan corta como apasionante, ha dejado huella por donde quiera que posó sus increíbles (y salvajes) ojos.
No en vano, a la americana le apodaron en Hollywood «el animal más bello del mundo», un mote que a no le hacía ninguna gracia. Pero sus exuberantes papeles, de «Mogambo» (1953), donde coincidió con su gran amiga Grace Kelly, a «La noche de la iguana» (1964), con Deborah Kerr -ambas mucho más sensuales que sexuales, como le pasaba a ella, la dejaban siempre con un pie en el lado más salvaje y erótico de las películas.
Pero siempre arropada por galanes «macho alfa» como Clark Gable o Richard Burton, Gregory Peck («Las nieves del Kilimanjaro») o a pares, como el tándem Humphrey Bogart y Edmond O’Brien en la apasionante «La condesa descalza» (1954), donde la actriz se convertía en María Vargas, una exótica bailarina que Joseph L. Mankiewicz presentaba como la «Spanish gypsy» (gitana española).
Con 19 años, recién llegada a Hollywood, se casó con el «niño eterno», Mickey Rooney, del que se divorció al año siguiente; en ese tiempo, Ava trabaja sin parar, de hecho, rueda ocho filmes y se hace verdaderamente famosa: empieza su carrera de ‘mujer fatal’. En 1945 se casa con el clarinetista Artie Shaw, de quien se separa a los trece meses, y por fin, en 1951, con Frank Sinatra (en la foto).
Estuvo casi catorce años en Madrid, al principio alojada en los mejores hoteles de la ciudad, pero pronto se compró un lujoso chalet de un barrio residencial. Luego arrendó un dúplex en una de las calles más exclusivas de la ciudad, donde tenía de vecino a Juan Domingo Perón quien a menudo le recriminaba las fiestas que organizaba la actriz con sus ruidosos amigos.
Le encantaba la cerveza con whisky, las juergas flamencas y los toros; fue amante del multimillonario Howard Hughes y es mítica su relación con el torero Luis Miguel Dominguín, con el que tuvo un sonado romance. El famoso diestro solo dejó a la actriz para casarse con Lucía Bosé.
En 1963 rodó en Segovia, una ciudad cerca de Madrid, con Charlton Heston y David Niven «55 dias en Pekin»; después llegó una de sus obras cumbre, «La noche de la iguana», dirigida en 1964 por John Huston sobre un texto de Tennesse Williams, que le valió la Concha de Oro del Festival de San Sebastián.
Tras una vida marcada por su deslumbrante belleza, el éxito y el amor apasionado, la actriz contrajo una neumonía que no pudo superar. Falleció el 25 de enero de 1990 a los 67 años de edad. Está sepultada en el Sunset Memorial Park de Smithfield, en Carolina del Norte, donde nació.