¿Cuántas veces nos preguntamos cómo sería? y eso seguramente lo íbamos a saber en el momento final. Pero jamás imaginamos que lo viviríamos antes.
El país cambió se dice con majadería y por lo tanto nos cambió la vida y hoy nuestra existencia es distinta. Cambiaron los principios, los valores y las esperanzas de los ciudadanos y se impuso el mundo del dinero en toda su gloria y majestad. Los jóvenes de hoy sueñan ser millonarios. El romanticismo ya no existe, porque en muchos casos es más importante la billetera del varón o la fortuna del padre de la novia. Hasta en los matrimonios se mira el negocio.
La corrupción llega sin que la inviten, acompañada del narcotráfico y la estafa es pan de cada día. Instituciones respetables caen en el contagio de esta manera de ver la vida. No se respeta nada y la delincuencia se impone y no es posible detenerla. La gente de trabajo vive acorralada en sus casas. La corruptela llega a uniformados, a Municipios, a grupos económicos, a políticos, a servicios públicos y a lo que a usted se le ocurra.
Al país lo invaden los migrantes, porque creen que aquí podrán ganar más plata que en su propia tierra. La lucha por el dinero se torna violenta y no da respiro. Al revés, cada vez es más despiadada. Lo único que importa es el vil metal y con ello aumenta la avaricia, el egoísmo, la envidia y las desigualdades. A algunos no les alcanza para vivir… y a otros les sobra. Eso hace que todos luchen por obtenerlo, para guardarlo o para gastarlo. Pareciera que a muchos no les importa la manera y la forma de ganarlo. Todo se reduce a una palabra: DINERO.
Todo lo descrito hace a los países desorientarse, confundirse, desordenarse, dividirse, violentarse y entrar a un espiral en el que cuesta desarrollarse.
Así es la sociedad de hoy, esa donde el dinero manda y logra que las personas no tengan medida para lograrlo. El mundo cambió y nada ni nadie puede evitarlo.
Todas estas realidades, me recuerdan al viejo español que mirando pasar la gente, desde la puerta de su casa decía: “Estamos en un tiempos tales, que tanto tienes pos tanto vales“.