UN MUNDIAL A MEDIAS
“Yo no soy fanática del fútbol, pero el campeonato mundial, me interesa”, afirma la señora Lela con decisión, mirando a su prima, la que le contesta: “Yo no estoy ni ahí, con el jueguito de la pelota”. La señora Lela conciliadora: “Está bien que no te guste, si eso depende de cada uno. Lo que estoy diciendo es que lo están transmitiendo dos canales, que dan los mismos partidos”.
“Uyyy, que fome”, la interrumpe la prima y la señora Lela concluye. “ Además, no dan los partidos que uno quiere ver. En esta primera fase, nos hemos perdido encuentros de Brasil, de Argentina y Uruguay, mientras nos exhiben partidos que no nos interesan. ¿Quién será el culpable de todo esto?”. La prima la mira complaciente y le señala: “En Chile no hay culpables“. El dialogo termina ahí.
LA DELINCUENCIA CONTINÚA
“Pese a los operativos policiales, los desórdenes y el poco respeto a la autoridad, sigue sin parar”, afirma la prima de la señora Lela y esta le contesta: “Lo que pasa es que cuando la policía se retira, los vendedores ambulantes se vuelven a instalar y así sucesivamente”.
¿“Y qué se puede hacer, entonces?, le replica la prima. “¿Y qué se yo?” dice la señora Lela. Las dos se miran perturbadas y la señora Lela remata: “Yo no soy experta en eso y parece que los que saben de esas situaciones, están más perdidos que yo”.
LOS MISMOS EN LA TELE…
“En la tele de hoy, los invitados son los mismos de siempre“, afirma la señora Lela y la prima le contesta: “Y a todos les pagan“.
La prima continúa: “O sea, esa es una nueva pega; INVITADO A PROGRAMAS DE TELEVISIÓN“.
“Así es la cosa hoy en día“, le agrega la señora Lela y sigue: “Hay algunos que aparecen mucho y dicen poco, olvidando que el secreto es aparecer poco y decir mucho“, “Hasta en eso andamos perdidos”, dice la prima y añade: “No le achuntamos a ninguna”. El silencio demuestra que el que calla, otorga.
