Por Equipo CDM
Cuando una cantante llega al corazón de la gente, no se olvidará jamás y el público la recordará siempre. “Yo nunca pretendí ser famosa”, decía este emblema de la Nueva Ola chilena, con humildad. Sin embargo lo fue y eso lo demostró su fanaticada (en su mayoría mujeres de la tercera edad) trasladándose en masa al velatorio.
“Quiero que me despidan en el Teatro Caupolicán”, dijo alguna vez. Claro, quería irse en el coliseo más importante de nuestro país, donde muchas veces la aplaudieron de pie, Ahí quería recibir el último aplauso, ese que no se olvida nunca. En ese lugar sus fans cantaron una a una sus canciones, con alegría y emoción.
Directa, valiente, rupturista, trasgresora, dueña de un carácter especial y un dominio del escenario donde imponía sus códigos. Su vestimenta, sus peinados, sus bailes de pasitos cortos y sus besos de taquito la imponían ante un público popular, delirante entregado a su ídola.
“Un artista no debe retirarse jamás”, decía con firmeza y lo cumplió. Le quedamos debiendo el Premio Nacional de Música y algunas otras cosas más, que ya no importan. Ella está con Luis Dimas, Peter Rock, Jorge Pedreros, Lalo Valenzuela y otros integrantes del movimiento musical, preparando un nuevo show.
Ya quedaron en el camino las pequeñeces, las bajezas y las inconsecuencias de un mundo que muchas veces cuesta comprender, pero que solo los grandes logran superar.
Cecilia Pantoja Levi, una Grande de la canción popular.
