Los países son como son y no le demos más vueltas al asunto, zanjaba en mí adolescencia el almacenero de la esquina de calle Viel, cuando surgía un asunto. Bachicha poco ilustrado al que, por ser sobreviviente de la Segunda Guerra mundial, había que respetar en sus opiniones.
Cruzados y celebrados muchos calendarios, cada vez que observo los telenoticiarios su pragmática sentencia golpea mi sien: es que son únicos en el orbe audiovisual.
Intento hacer análisis comparativo con informativos extranjeros y reconozco la derrota. En su duración somos exclusivos. ¡Duran increíbles y espantosos noventa y hasta ciento veinte minutos! En el diccionario rastreo términos para calificarlos: únicamente sirve el término acromegálico. Su definición da la razón: neologismo de raíz griega referente al desarrollo exagerado de las extremidades inferiores. ¡Es que al engendro criollo no le creció sólo esa parte del cuerpo! Más bien parece una medusa o hydra noticiosa chilensis!
¿De qué se alimenta el hambriento fenómeno?
Como todo monstruo, la sangre es su alimento esencial. Sin descanso, chupa y chupa cuajarones: le da igual que provenga de asesinatos, heridos en pacificas marchas, quemados en incendios, asaltos a bancos, saqueos de supermercados, portonazos, robos de motoqueros a chorro. Lanzas, monreros, cuentos del tío pueden ser su postre. Ahora la moda exquisita a engullir, quizá por su refrescante sabor a guayaba o mango, son los sicariatos cortantes de falanges, piernas y los secuestros canjeables en dinero.
¿Sólo esa comida completa la mayúscula oferta noticiosa local? El deporte es la otra tentación. Sin embargo no se píense que la pantalla se abre a cualquier disciplina. ¿Vio usted regularmente a voleibolistas o nadadores? Futbolistas y competencias son el segundo plato fuerte del singular menú. Es tanta su peso en los noticiarios que hicieron desaparecer de las programaciones a los espacios especializados. No hay tiempo para la creación. No hay productores que inventen las Pantallas del Deporte de Hernán Solís, Goles y Marcas de Sergio Brotfeld, Café El Campeón de Cañón Alonso.
Comentaristas y goles consumen los televisores.
En estos días de críspido enfrentamiento ideológico, la política es el tercer enganche noticioso. En hora buena hay obligación de informar a la gente y la televisión objetivamente intenta cumplir con su misión. Por fortuna en la pantalla han aparecido ventanas abiertas a la divulgación científica y minutos divulgadores de las artes. Son pequeños ramilletes de flores que ojalá en el futuro concreten primaveras auspiciosas en los noticiarios.