¿Hasta cuando?

¿Hasta cuando?

Se habla y se habla, (ya que en este país lo que más se hace es hablar), de la tercera edad, del adulto mayor y en definitiva de la vejez. Se dice que se le agradece todo lo que hicieron por los más jóvenes, por lo que ayudaron al desarrollo y al progreso y se les agradece el esfuerzo desplegado en sus años activos… Se habla mucho, pero se hace poco.

No pasa demasiado con la Reforma de Pensiones, para superar los sueldos de hambre que hoy se pagan. Al comparar los precios de los exámenes de salud que realizan las clínicas privadas, es fácil entender que sus precios se podrían rebajar sustancialmente, pero nadie lo hace. El arreglo por la colusión de las farmacias resulta divertido, tanto o más que el del papel confort. Los precios de los alimentos suben continuadamente y en general los problemas se multiplican día a día. Los engañan con la letra chica de las cosas que firman, los envuelven en una burocracia agotadora y los desplazan de las decisiones trascendentes. Ni siquiera los escuchan cuando plantean algo, producto de su experiencia y su sabiduría, que sólo la da los años vividos.

En fin, ¿Para qué seguir? Dejemos que sigan hablando, sin hacer nada. A lo mejor cuando vivan la vejez, la van a entender. Parece que antes es imposible, definitivamente imposible.

Una lástima.

Alfredo Lamadrid B.

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